DESCRIPCIÓN
💔 CHERRY – UNA PODENCA DULCE QUE VIVIÓ EL INFIERNO Y AÚN AMA
Un corazón lleno de bondad en un mundo que no la quería bien.
Hay perros a los que basta con una mirada, y lo sabes: Este perro ha sufrido. No en voz alta, ni visiblemente. Pero en lo más profundo de tu alma. Cherry es una perra así. Una Podenca dulce y hermosa cuya historia te deja sin aliento, y cuyo carácter te llena de humildad y admiración.
Cherry surgió de una pesadilla que casi nadie puede imaginar. No era solo una perra callejera, ni una perra común y corriente. Formó parte de un cruel trueque: Cherry fue entregada a un gitano a cambio de comida. Una chica le da comida al gitano para que ocasionalmente le quite perros, ya que de lo contrario los desecharía cruelmente. Al menos ahora lo ha logrado.
Cherry formó parte de este ciclo de explotación, miedo y privaciones. Y sin embargo, sí, a pesar de todo lo que le han hecho, no alberga desconfianza, ira ni resentimiento. Lo que alberga es cariño. Calidez. Esperanza.
Cherry está a salvo hoy. Vive en una casa de acogida española y comparte su espacio con una pequeña y temerosa podenca. ¿Y Cherry? Cherry es lo opuesto a la desconfianza. Es ternura en cuatro patas.
Es dulce, gentil, confiada, mimosa y se siente atraída por las personas; tanto que te rompe el corazón saber de dónde viene. Le encanta estar rodeada de gente, busca activamente el contacto, se acurruca y se deja llevar. Su alma es abierta, su corazón está listo; no ha olvidado lo que se siente al confiar. Solo está esperando que alguien finalmente se la dé.
Con otros perros, Cherry también es un regalo. Sociable, pacífica, cariñosa: aporta calma y armonía al grupo. Su naturaleza gentil la convierte en la compañera perfecta para otros perros y para quienes buscan a su alma gemela. Porque Cherry es más que una perra. Es una podenca. Esta raza española es única. Los podencos son muy inteligentes, dóciles, sensibles e independientes. Necesitan personas que no quieran dominarlos, sino que los comprendan. Personas que les den espacio, que tengan paciencia, que hablen el lenguaje de los gestos amables. Entonces, los podencos florecen y entregan su corazón para siempre.
Cherry está lista para entregar su corazón. Por primera vez, no a cambio de comida. No a la sombra de un criminal. Sino voluntariamente, a su humano, quien la ve y le muestra que el amor es más que un gesto.
Cherry sobrevivió sin amargarse. Ahora busca a alguien con quien finalmente pueda vivir. No como una mercancía. Sino como lo que es: un ser precioso y amoroso.
