DESCRIPCIÓN
César es un perro con un pasado que ha dejado cicatrices, visibles quizás sólo para aquellos que realmente miran.
Durante mucho tiempo vivió sin hogar con otro perro en el Campo cerca de Chella. Los dos eran inseparables, pero tímidos. Era imposible acercarse a ellos, por lo que finalmente César tuvo que ser asegurado con una trampa viva. Luego, junto con su compañero se dirigió a una casa de huéspedes en las montañas. Pero el miedo pudo más que el deseo de seguridad: ambos mordieron la valla por miedo y huyeron. Estuvieron nuevamente solos durante un año entero. Cuando fueron redescubiertos, sólo César pudo ser rescatado. Desde entonces vive en un gran refugio de animales.
Allí demuestra quién es realmente: un alma gentil y sumisa que no quiere hacer nada malo. Cesar no es un perro que se impone. Parece casi invisible, se mueve tan silenciosamente por la vida cotidiana. Pero si te tomas tu tiempo, tienes paciencia y estás dispuesto a acercarte a él sin expectativas, descubrirás algo muy especial: un perro que te da confianza con cuidado, un perro que se acerca tranquilamente y da pequeños y preciosos pasitos hacia el humano. A algunas personas seleccionadas incluso se les permite tocarlo, incluso acariciarlo: un avance que demuestra que César está dispuesto a probar cosas nuevas si no lo presionan.
Cesar se lleva bien con otros perros. Su naturaleza pacífica hace que incluso los perros dominantes o inseguros lo acepten. Él no busca discusiones, se retrae cuando las cosas se vuelven demasiado para él y siempre se mantiene respetuoso en sus tratos. Prospera en un grupo de perros: observa, aprende, se orienta. Un primer perro seguro de sí mismo sería un compañero valioso para él en su camino hacia una nueva vida.
Cesar busca una casa rural, alejada del ruido, del bullicio y de demasiados estímulos. Una vida cotidiana tranquila, rutinas fijas y un jardín bien vallado serían ideales para él. Las personas con un buen conocimiento de los perros, que estén dispuestas a aceptar su ritmo y no a moldearlo sino a acompañarlo, le darían a César la oportunidad de llegar finalmente a su destino. No es un perro que se deja llevar por todo desde el principio. Pero es un perro que acepta cada gesto honesto con silenciosa gratitud.
Puede que César nunca sea el perro feliz y saltarín que juega con todos. Pero él es el perro que se cuela en tu corazón, que silenciosamente te da confianza y cuyo afecto es un regalo que nunca olvidas.
Si estás dispuesto a no forzar a César a cambiar su forma de ser sino darle espacio para que se desarrolle, entonces contáctanos. César está esperando: una vida segura, alguien que realmente lo vea.
